viernes, 14 de febrero de 2014

Conciliar el tabaquismo con la jornada laboral

La entrada en vigor de la llamada popularmente Ley Antitabaco en enero de 2011 supuso un cambio importante en los hábitos diarios de los fumadores.

Ni que decir cabe que la mejor respuesta para su salud y la de su entorno es responder a esta situación abandonando el hábito de fumar. Son muchos los programas a su disposición para intentar este reto
personal. Sin embargo, es ingenuo pensar que todos nos convirtamos en ex-fumadores de un plumazo. Por este motivo queremos ofrecerle algunas pautas para reducir el consumo de tabaco y adaptarlo a su
entorno laboral:

Delimitar horas o situaciones de la jornada laboral en las que fume. Si se acostumbra a fumar solamente en ciertas horas o situaciones, su organismo se habituará a no fumar en el resto del tiempo. Antes de la Ley Antitabaco el cine era uno de los pocos lugares donde no estaba permitido fumar. Normalmente un fumador prácticamente no se acordaba del tabaco hasta que no terminaba la película. ¿Por qué? Porque su cerebro ya estaba educado a que en esa situación no se fuma.

Control de estímulos. No tenga a la vista objetos que le puedan provocar la conducta de fumar: paquete
de tabaco, mecheros, ceniceros…

Prevención de respuesta. Puede dejar el tabaco en un lugar poco accesible: en un armario cerca del lugar que haya delimitado para fumar o en el coche si no es su herramienta de trabajo.

No fume cuando tenga ansiedad. Si fumamos cuando nos encontramos con poca concentración para redactar un informe o cuando tenemos una reunión importante, el organismo irá asociando el alivio de la tensión con la conducta de fumar. Se tenderá a repetir la misma conducta cada vez que nos sintamos inquietos. Trate de esperar a que la ansiedad disminuya: beba agua, mastique un chicle, converse con alguien... pero espere a que pase la sensación de ansiedad antes de fumar.

Espere unos minutos antes de fumar cuando salga del trabajo. Lo dicho anteriormente: no asocie dejar el trabajo con el alivio de fumar. Espere unos minutos tras salir del trabajo para hacerlo.

Por último, un consejo general: no negocie consigo mismo el acto de fumar. Se encontrará en una indecisión y desasosiego constantes. Márquese estas pautas y sígalas de forma metódica. Con cierta práctica observará como su organismo, una vez educado, se acostumbrará a fumar sólo en ciertos momentos y lugares.



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